ACTÚAN HOY
• A las 22
, en El Árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435).

Están inmóviles desde hace siglos. El tiempo no las afecta, ni nada de lo que ocurre a su alrededor modifica su estado. Las impertérritas estatuas enormes que dominan la Isla de Pascua han visto pasar miles de historias a sus pies, pero no fueron protagonistas directas de ninguna.

Esa sensación de que todo le pasó a los otros y que nada a uno es la que domina a dos compañeros de la secundaria, que vuelven a reunirse pasados ya los 50 años para contarse sus vidas. Sobre ese clima se estructura “La mirada de los Moais”, la nueva obra de teatro de Carlos Correa, que se estrenará esta noche en El Árbol de Galeano, con las actuaciones de Adolfo Flores y el Gringo Maccarini, con quien habló LA GACETA.

- ¿Cómo definís “La mirada...”?

- La obra rompe con todas las estructuras del teatro convencional, y fue lo que más profundamente me motivó a ser parte de este proyecto. Muchas veces, el teatro se estructura con contenidos reales y concretos para que el público se identifique con lo que pasa de un modo rápido y simple. En “La mirada...” no existe nada de eso. Desde siempre, los actores estuvimos muy condicionados a la reacción del público separado por la convención de la imaginaria cuarta pared, pero acá el público es lo que menos nos interesa, sin ser peyorativo. Lo central es lo que nos pasa a nosotros.

- ¿Y qué les pasa?

- Ellos cuentan cosas que no significan nada y que sólo tendrán un sentido para quien se involucre en lo que les pasa. No hay ningún conflicto dramático entre ellos, se presentará en la mente de cada espectador. Tampoco hay acción en esa habitación que ellos ocupan, que está llena de esa nada que atraviesan, las cosas ausentes y los vacíos, pero son muchas metáforas en el texto. Cada espectador construirá su propia historia y eso es lo excitante.

- ¿Hay una historia de base?

- Son dos viejos amigos a los que nunca les pasó nada en la vida, que se encuentran luego de mucho tiempo con los recuerdos vagos que les quedaron de su relación, y que son como la propia vida de cada uno. Todos los otros se murieron y sólo quedaron ellos, que no saben por qué siguen vivos. La obra tiene su riesgo desde esa construcción.

- ¿En qué género está planteada la obra?

- Es una comedia absurda muy graciosa, debemos parar los ensayos para reírnos entre nosotros. Tiene toques desgarrantes y ridículos.

- ¿Por qué la referencia a los Moais?

- Tiene que ver con la mirada de estos seres de piedra; los personajes que interpretamos ni siquiera fueron vistos. Son seres anónimos, casi inmóviles, dominados por un silencio que comunica mucho. Nuestra sociedad actual está atravesada por el vacío y la nada, todos los discursos ya están dichos.

- Tanto vos como Flores son identificados con estéticas actorales distintas a la propuesta que les trajo Correa...

- Es otra cuestión que me atrajo mucho, porque los personajes no tienen ninguna expresividad actoral, no hay representación convencional. Rompemos con todos los esquemas y los estereotipos con que nos identifican, incluso con los propios. No es un desafío surgido de la vanidad individual.